Ubisoft volvía a intentarlo con una de sus franquicias más icónicas: Prince of Persia. Pero lejos de ser el regreso triunfal que muchos esperaban, The Lost Crown pasó casi inadvertido para el gran público. Un lanzamiento discreto, una campaña de marketing inexistente y decisiones discutibles en cuanto a diseño y promoción condenaron al título… y al estudio que lo desarrolló.
Una joya en lo jugable
Prince of Persia: The Lost Crown es un metroidvania con toques de acción, plataformas y puzzles que, en lo puramente jugable, ofrecía una experiencia ágil, divertida y pulida. Se alejaba de los clásicos en 3D de la saga y apostaba por una fórmula en 2.5D más cercana a títulos como Hollow Knight o Ori and the Blind Forest, pero con la esencia del parkour y los combates acrobáticos que caracterizan a la saga.
Los controles eran precisos, el diseño de niveles estaba cuidadosamente trabajado, y las habilidades desbloqueables aportaban profundidad y variedad al desarrollo. Además, el apartado artístico –aunque polémico por su estilo cartoonizado– mostraba personalidad y dinamismo.

¿Qué falló?
A pesar de las buenas críticas entre quienes lo jugaron, el juego fue un fracaso comercial. ¿Por qué?
- Cero hype: Ubisoft no supo vender el juego. Lo presentó de forma discreta y lo lanzó en un mes saturado de otros títulos más esperados. Ni una campaña potente ni influencers relevantes lo jugaron en directo. El título se perdió en el océano de lanzamientos.
- Estilo visual divisivo: Muchos fans esperaban un Prince of Persia más serio o incluso una evolución del mítico Sands of Time. El estilo artístico de The Lost Crown no convenció a buena parte de la comunidad, que lo percibió como «infantil» o “genérico”.
- Falta de identidad de marca: La historia no conectaba con el lore clásico de la saga. Aunque el juego era bueno, no se sentía como un verdadero Prince of Persia, y eso descolocó tanto a los fans como a los nuevos jugadores.
Consecuencias: un estudio sacrificado
Poco después de su lanzamiento, y a pesar de la calidad del producto, Ubisoft cerró el estudio responsable del juego: Ubisoft Montpellier. Otro movimiento que evidencia cómo la empresa está más interesada en perseguir éxitos masivos (o NFT dudosos) que en cuidar el legado de sus sagas o respetar los equipos que desarrollan productos de calidad.
Es triste ver cómo un juego tan sólido se estrella por una pésima estrategia de publicación. The Lost Crown merecía más. Es uno de esos títulos que, si los pruebas, te engancha… pero que muy poca gente llegó a probar.
Una oportunidad perdida (otra vez)
Ubisoft ya arrastraba críticas por sus decisiones creativas y su falta de rumbo claro. Y con The Lost Crown, sumó otra «cagada» más a su lista: tenían un buen juego entre manos, pero lo enterraron por no saber venderlo.
¿Merece la pena jugarlo? Sin duda. Pero que no te sorprenda si nunca habías oído hablar de él.
Deja una respuesta