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Cuando el fútbol saldó su deuda: el Deportivo campeón de Liga en la temporada 1999/2000

Pocas veces el fútbol es justo. Pero a veces, muy pocas, sabe redimirse. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en la temporada 1999/2000, cuando el Deportivo de La Coruña se proclamó campeón de Liga por primera vez en su historia.

Un título que no solo coronaba al equipo gallego como el mejor de España, sino que también cerraba una herida abierta desde 1994. Porque antes de tocar la gloria, el Dépor tuvo que conocer la cara más cruel del fútbol.

1994: El penalti que aún duele

Temporada 1993/94. El Deportivo llega a la última jornada como líder. Solo necesitaba ganar al Valencia para ser campeón. En el minuto 89, con el marcador 0‑0, el árbitro señala penalti. El encargado de lanzarlo: Miroslav Djukic. Pero su disparo lo detiene González. El partido acaba en empate. Y el título… se va para el Barça.

Aquel penalti fallado se convirtió en uno de los momentos más trágicos del fútbol español. Y desde entonces, una frase quedó grabada en la memoria de todos los deportivistas: el fútbol le debe una al Dépor.

2000: La gran redención blanquiazul

Seis años después, ese momento llegó. El Deportivo de Javier Irureta firmó una temporada regular impecable, con equilibrio, carácter y un bloque sólido. El 19 de mayo del 2000, tras ganar 2-0 al Espanyol en Riazor, el Dépor levantaba el título de Liga, rompiendo todos los pronósticos y demostrando que el esfuerzo de años finalmente daba frutos.

Fue el primer equipo no considerado “grande” en ganar la Liga en más de una década.

Jugadores clave de aquella gesta

El éxito del Dépor no fue casualidad. Fue el resultado de una plantilla equilibrada, liderada por nombres que quedaron para la historia:

  • Djalminha: magia brasileña en estado puro. Uno de los jugadores más desequilibrantes de la Liga.
  • Roy Makaay: el delantero silencioso. Goleador incansable y decisivo en los momentos clave.
  • Fran: el alma del equipo. Gallego, capitán y símbolo del club.
  • Mauro Silva: equilibrio, inteligencia y solidez en el mediocampo.
  • Donato: experiencia y liderazgo desde la zaga.
  • Manuel Pablo y Naybet: defensores firmes, claves en mantener la solidez atrás.
  • Songo’o: portero con reflejos felinos, decisivo bajo los palos.

Juntos formaron un equipo sin grandes estrellas mediáticas, pero con un espíritu competitivo que enamoró a España.

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