Cuando Tim Cook tomó las riendas de Apple en 2011, muchos esperaban que continuara el legado de Steve Jobs con nuevos productos revolucionarios. Sin embargo, más de una década después, la sensación generalizada es que Apple ha entrado en una etapa de estancamiento creativo, aferrándose a un modelo de negocio seguro pero poco arriesgado, basado en exprimir al máximo los productos ya existentes.
Un liderazgo conservador
Cook ha gestionado Apple como una empresa financiera más que como una empresa tecnológica de vanguardia. Bajo su mandato, Apple se ha centrado en maximizar beneficios, subir precios y diversificar colores antes que apostar por productos que realmente cambien la industria, como hizo en su momento el iPhone o el iPad.
Ventaja perdida frente a Android
Apple tenía una ventaja abismal frente a sus competidores Android a inicios de la década de 2010. Hoy, esa diferencia se ha esfumado. Teléfonos de poco más de 100€ ofrecen pantallas con 120 Hz, carga rápida y cámaras de nivel profesional. Mientras tanto, Apple tardó hasta el iPhone 13 Pro para introducir los 120 Hz… y eso solo en los modelos más caros.
Cerrados al cambio hasta que los obligan
Uno de los ejemplos más claros de esta actitud es el conector Lightning. Apple se mantuvo firme con su conector propietario durante más de una década, ignorando el estándar USB-C que ya dominaba el mercado. Solo cuando la Unión Europea lo impuso por ley, Apple cedió. Innovación forzada, no voluntaria.
Nada de plegables, y la competencia ya va por la séptima generación
Mientras Samsung lleva años perfeccionando sus teléfonos plegables, Apple sigue sin ofrecer absolutamente nada en este campo. No hay fecha, ni prototipo oficial, ni siquiera rumores creíbles que apunten a una apuesta firme. Apple parece más centrada en mantener la misma fórmula año tras año: mismo diseño, mismos precios inflados, pequeñas mejoras.
Realidad virtual, un paso en falso
Cuando finalmente decidieron entrar al terreno de la realidad mixta, lo hicieron con las Vision Pro, un producto con un precio desorbitado (alrededor de 3.500 €) y características que no justificaban esa diferencia respecto a opciones mucho más accesibles como las Meta Quest 3 o las Pico 4. Una apuesta elitista, alejada de la democratización de la tecnología.
¿IA? Llegan tarde y mal
La carrera por la inteligencia artificial está marcando el presente y futuro de la tecnología. Google, Microsoft, Samsung y hasta marcas como Huawei están apostando fuerte. Apple, en cambio, presentó su “Apple Intelligence” en 2024 de forma confusa, sin demos reales, con una lista interminable de limitaciones y enfocada principalmente en funciones superficiales. A día de hoy, su asistente Siri sigue siendo uno de los menos funcionales del mercado.
¿Innovaciones? ¿Dónde?
Los mayores avances que ha mostrado Apple en los últimos años han sido:
- iPhones en nuevos colores.
- Rediseños de interfaz que imitan a Android.
- Nuevos chips… que solo explotan al 100% en tareas muy específicas, no en el uso cotidiano.
- Subidas de precio año tras año, disfrazadas de «premium».
¿Qué salva a Apple?
Sin duda, la comunidad fiel y el ecosistema cerrado que dejó Steve Jobs como legado. El conjunto de productos que se sincronizan fácilmente entre sí (iPhone, Mac, iPad, Apple Watch, AirPods…) sigue siendo el mayor atractivo. Pero esta ventaja es cada vez más difícil de sostener si no se acompaña de productos que vuelvan a ilusionar.
Conclusión:
Apple necesita urgentemente recuperar su espíritu revolucionario. La era de Tim Cook ha sido la de una empresa que ha sabido hacer caja, pero ha olvidado cómo marcar tendencia. Confiamos en que los próximos años traigan un cambio de timón, o Apple corre el riesgo de convertirse en una marca que vive del pasado.
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