En 1999, una mangaka llamada Ryo Tatsuki publicó un manga titulado El futuro que vi (Watashi ga Mita Mirai), donde recopilaba sueños premonitorios que decía haber tenido durante años. Hasta ahí, todo podría sonar a simple curiosidad o incluso marketing creativo. Pero hay un detalle que ha puesto los pelos de punta a más de uno: en la portada del tomo se lee una advertencia que no ha pasado desapercibida…
“La verdadera catástrofe llegará en julio de 2025.”
Y sí, lo estás pensando: estamos en julio de 2025.

Un fenómeno viral que se salió de las páginas
El manga pasó sin pena ni gloria en su lanzamiento original, pero fue reeditado en 2021 con gran éxito. Desde entonces, esa predicción comenzó a circular por foros, redes sociales y medios, especialmente entre comunidades asiáticas donde el respeto a lo sobrenatural sigue muy presente.
La idea de que un megatsunami podría sacudir Japón este mismo mes desató una oleada de cancelaciones turísticas. Personas de países como China, Tailandia o Vietnam decidieron no tentar a la suerte y anularon sus viajes. Algunas aerolíneas incluso suspendieron vuelos a regiones como Sendai. ¿El resultado? Japón perdió miles de turistas solo por miedo a una predicción de manga.
Y de repente… un terremoto
Por si el ambiente no era ya lo suficientemente inquietante, el 30 de julio un potente terremoto de magnitud 8.8 sacudió el Pacífico norte, frente a Rusia. Las autoridades activaron alertas de tsunami que pusieron en jaque a parte del archipiélago japonés. Aunque no se llegó a registrar una catástrofe, muchos vieron esto como una “confirmación parcial” de lo predicho en el manga.
Y claro, internet hizo lo suyo: miles de publicaciones reactivaron la teoría, recordando que El futuro que vi ya había acertado otras cosas en el pasado, como el gran terremoto de Kobe en 1995.
¿Profecía, casualidad o puro efecto Mandela?
La ciencia es clara: no se puede predecir con exactitud un terremoto ni un tsunami. Pero eso no impidió que una obra de ficción afectara a la economía real, causara pánico y hasta modificara decisiones políticas sobre prevención de desastres. El poder de las narrativas —aunque sean dibujadas— puede ser más fuerte de lo que creemos.
Además, no faltan quienes comparan a Tatsuki con Baba Vanga o Nostradamus, alimentando aún más la fascinación por lo “místico”.
Entonces… ¿nos lo tomamos en serio o no?
Sea como sea, esta historia nos deja una gran reflexión sobre cómo consumimos la información y el poder que tiene una buena historia en la era digital. Un manga olvidado durante años, de pronto, se convierte en la alarma colectiva de medio planeta. ¿Realidad alternativa? ¿Coincidencia? ¿Ficción que se escapa del papel?
Y tú, ¿crees que el manga acertó por casualidad… o hay algo más?
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